Atrapada por la persona en quien más confiaba: su pareja sentimental.
Los gritos rompieron el silencio de la privada Gabino Barrera, casi en la esquina con Encino, en la colonia Granjas. No eran gritos de enojo… eran de auxilio. Una mujer de 43 años estaba atrapada. No en un accidente, ni por error.
Según los primeros reportes, el hombre colocó una cadena con candado en la puerta principal, dejando a la mujer encerrada sin posibilidad de salir. Una prisión forjada no con barrotes… sino con el miedo y el control.
Los vecinos, alertados por los gritos desesperados, llamaron al 911.
Elementos de la Policía Municipal llegaron de inmediato y, al ver la gravedad de la situación, solicitaron el apoyo de los bomberos.
Con unas cizallas en mano y determinación en el rostro, los rescatistas rompieron el candado, liberando finalmente a la mujer.
Fue un rescate que no solo rompió el metal, sino también el ciclo de silencio.
Porque nadie merece vivir con miedo dentro de su propio hogar.
Porque el amor jamás debe doler… ni encerrar.
La mujer se encuentra a salvo, y las autoridades ya tomaron cartas en el asunto.
Y cuando parecía que el encierro sería eterno…
el candado cayó, y el viento volvió a soplar.